Comenzamos el mes de agosto entrando en el barrio granadino de Almanjáyar. Este forma parte del distrito Norte de la ciudad, situándose al noroeste de la misma, limitando al norte con Víznar y Alfacar, al oeste con Pulianas, al sur con la carretera de Jaén y al este por el río Beiro.
Si no conocéis el barrio y miráis en Internet, tenemos una semana de ventaja para deciros que no es todo como se presenta.
No se puede negar que el primer día el golpe de realidad fue duro, y las situaciones que vamos conociendo aumentan ese sentimiento. No es fácil salir de nuestra zona de confort y lidiar con los prejuicios y expectativas. Sin embargo, Almanjáyar ha sido un barrio que nos ha acogido, y Asociación Almanjáyar En Familia -Alfa ha tenido mucho que ver en ello.
Hemos tenido la oportunidad de conocer una asociación que tiene mucho recorrido, que consigue abarcar una infinidad de proyectos que buscan potenciar y visibilizar el lado positivo del barrio entre todos sus habitantes. Toda esta infraestructura nos ha hecho ver que nuestro trabajo aquí se fundamenta en ESTAR, no en organizar o diseñar cosas nuevas.
ESTAR en el área de infancia, con niñas y niños de entre 3 y 16 años, estudiando, jugando y aprendiendo con ellos de diferentes formas; ESTAR en el economato, ofreciendo a la gente del barrio productos básicos y precios adaptados a su situación de una forma digna; ESTAR con las Zagalillas, las más veteranas del centro, entre 70 y 85 años, pasando la tarde con ellas hablando, pintando, jugando al Bingo, en informática…
Esta semana hemos comprendido y vivido en nuestra piel la importancia de la presencia de cada uno; no el hacer, sino el hacer sentir al de al lado que lo vemos y que nos interesa.
También nos ha servido para valorar y maravillarnos con el trabajo tan espectacular que se realiza en ALFA, que llega a mucho más de lo que hemos podido conocer en estos pocos días.
Aunque no se conoce con certeza el origen de su nombre, algunos especialistas en etimología coinciden en que el término Almanjáyar procede del árabe «Al-Masayij», cuya traducción significa «llano de los maestros». Estos días muchos jóvenes nos han llamado “seño”, “profe”, “maestra” y “maestro” tantas veces… que no hemos sido conscientes hasta ahora de que realmente nosotros hemos sido los verdaderos alumnas y alumnos del barrio, y ellos nuestros maestros.
Seguimos aprendiendo y haciendo camino.